Autor: Jorge Martínez Bernal. Decano Facultad de Enfermería Unisanitas
El 2020 fue declarado por la OMS como el año mundial de la Enfermería, esto en conmemoración del 200 aniversario del nacimiento de Florence Nightingale y para lograr en el mejoramiento de la salud en el mundo por medio de: “el reconocimiento y estatus que la profesión se merece”. Coincidiendo con este momento, la llegada de la Pandemia generada por el COVID-19, ha provocado que la atención del mundo se centre aún más en el papel que desempeñan las enfermeras como profesionales fundamentales de los equipos asistenciales y directivos, responsables de la atención de la emergencia.
Al lado de sus funciones esenciales y tradicionales de cuidar, curar, educar y propender por el bienestar de las personas, familias y comunidades, en el contexto actual de emergencia sanitaria, de crisis de los sistemas asistenciales y alto riesgo de nuestras poblaciones, se hace necesario que los enfermeros desempeñen el papel de liderar con responsabilidad las estrategias de cuidado de las personas y del propio personal sanitario involucrado en la atención de la emergencia.
La pandemia provocada por el Covid-19 puede ser tal vez la mayor emergencia sanitaria que haya vivido la humanidad en muchos años y hay consenso que la mayoría de los países, instituciones y profesionales no estábamos suficientemente preparados. Por otra parte, en la Facultad de Enfermería de la Fundación Universitaria Sanitas lo estamos viendo como una gran oportunidad para crecer como profesión, para demostrar la importancia de nuestro rol, como integrantes esenciales de los equipos interprofesionales que cuidan la salud y mejor, como seres humanos.
A pesar de incidentes aislados, la gran mayoría de las personas de diferentes países y comunidades se han manifestado casi a diario con reconocimientos, felicitaciones, agradecimientos y estímulo para los profesionales de la salud, entendiendo la valentía y valor de personas que cada día deciden tomar riesgos para su propia salud y la de sus familiares con el fin de dar cuidado, ayudar a otros y aportar para que la pandemia cobre menos vidas y tengamos más esperanza.
En este contexto, el rol de los profesionales de enfermería ha sido visibilizado en toda su dimensión, ha quedado en evidencia que su vocación, su disposición y su dedicación es incuestionable, todo esto demostrado cuando por ejemplo siguen desarrollando su labor aún cuando no cuenten con las condiciones mínimas de seguridad, de protección e incluso de remuneración. En este camino muchos han pagado el precio de ser contagiados, de sufrir la enfermedad y, aun así, la mayoría sigue luchando y sigue trabajando para volver a la normalidad.
Como dato muy valioso y que genera un gran orgullo en los enfermeros, se reconoce hoy en día que, los principios propuestos hace más o menos 150 años por la enfermera Florence Nightingale sobre la importancia de la higiene en el cuidado de la salud, el lavado de manos, los registros y análisis epidemiológicos, son la esencia de los enfoques de salud pública que siguen dando los mejores resultados.
Como enfermeros optimistas confiamos en que, nuestra disciplina saldrá fortalecida de esta emergencia, que la sociedad reconocerá y valorará mejor a los profesionales de la salud y en especial a los enfermeros, lo que debe traducirse en mejores condiciones sociales y laborales, mayores oportunidades de educación y condiciones seguras de trabajo en cada espacio donde se desempeñen.
