El pasado 22 de mayo de 2025 se vivió una jornada significativa en el marco del Examen Preparatorio Integral (EPI) de la Especialización en Psicología Clínica de la Universidad Unisanitas. El caso abordado, inspirado en el artículo académico “Intervención Cognitivo Conductual en un caso de un adolescente con Trastorno Depresivo Mayor” de Ana Karina Arrieta (2023), fue adaptado y representado en un entorno simulado de alta fidelidad para evaluar las competencias clínicas de los estudiantes. El eje temático giró en torno a un adolescente con historial de abuso, ideación suicida, consumo de sustancias y disfunción familiar, abordado desde la terapia dialéctica conductual (DBT).
Durante la tercera sesión del proceso terapéutico —escenario asignado para la evaluación— los estudiantes Nelson Ramos y Daniela Fonseca desempeñaron el rol de psicólogos clínicos. La consulta se enfocó en técnicas de regulación emocional, reestructuración cognitiva y mindfulness. Mediante una atmósfera cuidadosamente estructurada, guiaron a la paciente en un ejercicio de respiración consciente que culminó en una conexión emocional profunda y significativa. Posteriormente, con el uso de la reestructuración cognitiva, lograron que la paciente transitara de un pensamiento automático negativo hacia una interpretación más adaptativa de su experiencia.
La actriz Alisson Guerra, quien interpretó a “Andrea Molano”, compartió una reflexión emotiva que trascendió el marco del ejercicio. A través de su carta, resaltó la contención emocional, el respeto y la humanidad con que fue tratada por los estudiantes, llegando incluso a olvidar por momentos que se trataba de una actuación. Su testimonio no solo valida el nivel de preparación de los futuros especialistas, sino que pone de relieve una verdad fundamental en el quehacer clínico: la técnica sin calidez no transforma. En sus palabras: “Me conmovió profundamente cómo sostuvieron la emoción, cómo supieron acompañar con sensibilidad y sin juicio, y cómo lograron conectar con una historia que, aunque era actuada, llevaba una carga emocional importante”.
Los estudiantes, por su parte, manifestaron haber vivido una experiencia que excedió lo académico. Afirmaron que lograron establecer una alianza terapéutica genuina con la participante simulada, y que el entorno seguro les permitió integrar la teoría con la práctica, consolidando así su formación como terapeutas. Destacaron la importancia de contar con pacientes simulados como parte esencial de su proceso formativo, ya que estos permiten ensayar con profundidad emocional y realismo, sin el riesgo de causar daño. “La paciente se mostró visiblemente conmovida, lo que interpretamos como una señal de conexión emocional con la intervención”, escribieron en su informe.
Es fundamental resaltar la figura del participante simulado como un aliado indispensable en los procesos formativos de salud mental. La entrega, sensibilidad y profesionalismo con los que Alisson encarnó a Andrea Molano permitieron que los estudiantes no solo ejercitaran sus habilidades terapéuticas, sino que vivieran una experiencia ética y emocional profundamente transformadora. La bondad y el compromiso de estos actores no radica únicamente en su capacidad interpretativa, sino en su humanidad al prestar su cuerpo y voz para facilitar la construcción de futuros profesionales más conscientes, empáticos y éticamente comprometidos.
En suma, este ejercicio no solo permitió evaluar competencias clínicas: fue una experiencia que tocó fibras humanas, enseñó con emoción y sembró en los estudiantes la certeza de que el vínculo terapéutico, incluso en un escenario simulado, puede ser real, profundo y reparador. Así, es como en CMAPS de Unisanitas no solo simula pacientes, sino que humaniza la formación.
